Djokovic, así, logra su tercer Open de Australia, el cual le erige como dueño y señor de este deporte por enésima vez desde su explosión tenística al comienzo de 2011. A muchos les ha pillado de improviso que el tenista serbio se haya hecho con el número 1 con tanta holgura y superioridad... pero desde hace tiempo se veía que este chico iba a ser un jugador de élite mundial.
El serbio llevaba buscando un hueco digno de su calidad desde 2007, año en el que se empezó a dar a conocer. Ese año realizó un ascenso meteórico en la clasificación ATP, la cual la consiguió finalizar como el número 3 del mundo, con Rafa Nadal y Roger Federer por delante. Hasta 2010, mantuvo un ritmo con gran regularidad, aunque por momentos superaba a Federer en la clasificación, pero siempre a la sombra de Rafa.
Todo eso ha cambiado desde 2011. Djokovic se ha convertido en una bestia sedienta de triunfos, y ha arrasado con casi todo lo que se le ha puesto por delante, arrebatándole el trono del tenis mundial a Rafa Nadal, y derrotándole en duelos directos una vez detrás de otra. Parece que solamente muestra cierta debilidad contra el experimentado tenista suizo Roger Federer. Sin embargo, eso no es suficiente para contrarrestar la avalancha de físico y técnica que ha desencadenado Djokovic y que le ha catapultado hacia un meritorio número 1 en la clasificación mundial de la ATP.
La imagen de Novak Djokovic levantando un trofeo es sin duda la que más veces hemos visto el año pasado en el tenis profesional, y no cabe ninguna duda de que este año también será una de las imágenes más repetidas. Nole, eres un monstruo.