lunes, 30 de abril de 2012

¡Oh Capitán, mi Capitán!

Los últimos siete días han sido un estallido total de grandes titulares en cuanto a fútbol se refiere: la sentencia de la Liga por parte del Real Madrid; la eliminación de Real Madrid y Barcelona en las semifinales de la Champions League, lo cual supuso una de las mayores curas de humildad que recuerdo, especialmente para todos los que daban por hecho que ambos clubes se verían las caras en la final; las semifinales de Europa League que dejan al Atlético de Madrid y al Athletic de Bilbao como finalistas de la competición europea; el anuncio de Mourinho de que seguirá en el Real Madrid, o el anuncio de que Guardiola deja el Barcelona y le relevará Tito Vilanova. No es fácil recordar una semana deportiva en la que hayan sucedido tantas cosas. Pero, en mi humilde opinión, considero más prioritario hablar de algo que todavía no he citado, y de lo que no se ha hablado tanto: la despedida de Raúl González Blanco en la que es ahora una de sus casas, el Veltins-Arena.



El pasado sábado, Raúl jugó su último partido en casa con la elástica del Schalke, y los alemanes no dudaron en ningún momento rendir un gran homenaje al final del partido. Un partido, en el que además, logró marcar un gol más para su cuenta, un gol muy de los suyos, de los que coge en un rechace y la empuja dentro de la portería.
Al acabar el partido, la afición se volcó en ovacionar y agradecer a su ya Eterno Siete todo lo que ha hecho por el club en estos dos últimos años. Además, el Gran Capitán no dudó en sacar a sus cuatro hijos y a su pequeña hija al césped, para que pudieran admirar el cariño y el respeto que la afición le tiene.
Y si eso es poco, el Schalke anunció que esa dorsal será retirada y que Raúl recibirá un partido homenaje el próximo año. Es increíble como en solamente dos años ha podido un jugador consagrarse como una leyenda y un estandarte del equipo.
Es increíble también que un rival y amigo como Guardiola haya confesado que es "el jugador español más grande de la historia", siendo él entrenador de los jugadores que sostienen el juego de la Selección Española, campeona de Europa y del Mundo.


Son tantos los elogios que Raúl podría recibir, que no se podrían resumir ni con mil imágenes ni con un millón de palabras. Pero hay algo de lo que estoy totalmente seguro: Raúl, vayas donde vayas, eres, has sido, y serás una de las leyendas más grandes del fútbol español. ¡Oh Capitán, mi Capitán!