viernes, 30 de marzo de 2012

Raúl González, el mito incombustible

Aún recuerdo aquel caluroso día de Julio, en el que a mediodía se dio un acto austero y frío para hacer pública la rescisión de contrato de Raúl González Blanco, el futbolista español más importante de la historia del Real Madrid.
Fue un acto que se realizó a puerta cerrada, y que solamente lo pudieron presenciar algunos admiradores que en aquel momento estaban realizando el Tour del Bernabéu. Una despedida fría y triste, aunque emotiva, para un jugador que lo ha dado todo por su equipo durante 16 años de su carrera.


Aquella despedida, unida a la falta de continuidad que tuvo en su última temporada de blanco (por lesiones y una dura competencia) hizo pensar que su cambio de aires al club de Gerselkinchen suponía ya el ocaso final de su carrera. Nada más lejos de la realidad.
Desde que llegó al Schalke 04 tras abandonar al Real Madrid, ha demostrado sin descanso a los hinchas alemanes por qué es uno de los mitos, no sólo de los madridistas, sino de cualquier admirador del fútbol. En menos de dos años, el siete del Schalke se ha ganado a la afición tomando las riendas de su equipo, moviendo el juego ofensivo del equipo, marcando notables cifras de goles y corriendo en todas las jugadas, sea el minuto 1 o el minuto 92. Ha recogido tal liderazgo en el equipo que tiene el orgullo de haber portado el brazalete de capitán, tirando del carro, como siempre hizo en el Real Madrid.



El último ejemplo de ello lo vimos en el último partido del Schalke, contra el Athletic de Bilbao, en cuartos de Final de la Europa League. Pese a la merecida victoria de los vascos por 2-4, Raúl fue el estandarte ofensivo del equipo alemán, logrando marcar dos goles a un equipo al que ya le metió muchos goles más con el Real Madrid. Fue un partido grande, y demostró que aún le queda combustible para ser capaz de hacer temblar a un equipo como el Athletic de Bilbao, que ha sido capaz de eliminar al Manchester United, subcampeón actual de la Champions.

Raúl, ojalá pudiéramos seguir disfrutando de tu fútbol más años, porque, en lo que debería ser el ocaso de tu carrera, brillas más que muchas estrellas del fútbol actual. Solamente puedo decir algo más: Señor Raúl, Gran Capitán.